ACUACULTURA
La acuacultura puede dividirse en limnicultura y marinicultura, que se refieren a la producción de especies dulceacuícolas y marinas, respectivamente. Los animales se cultivan en estanques,
tanques, lagunas o jaulas.
El medio ambiente acuático abarca una amplia variedad de parámetros y prácticamente todos ellos influyen sobre el mantenimiento de la homeostasis, siendo esenciales para el crecimiento y reproducción de los peces. Si estos factores se alteran más allá de los límites aceptables pueden predisponer o incluso causar alguna enfermedad, entre los más importantes se encuentran los factores físicos tales como la temperatura, la intensidad y la periodicidad de la luz (incluyendo el sombreado y los colores de fondo), la composición química del agua, su contenido biológico, la disponibilidad de espacio y alimento y la frecuencia de estímulos de temor tales como:
SANIDAD
La existencia de patógenos causales de enfermedades en los organismos acuáticos cultivados, silvestres y de ornato, requiere disponer de métodos de prueba adecuados que permitan una identificación oportuna en el caso de que se presenten brotes o mortalidades en una granja, en los ejemplares capturados del medio natural que son utilizados en la producción, en el procedimiento de certificación del estado de salud de los peces, etc. Así mismo, se sabe de la presencia de ejemplares “portadores”, en los que al no presentar signos aparentes o visibles de la enfermedad, representan un riesgo para los productores, cuando se importan, exportan o movilizan.
Las enfermedades en organismos acuáticos se dividen en “Enfermedades Certificables”, que son aquellas de las que actualmente no se dispone de tratamiento alguno para su control, y las “Enfermedades Notificables”, en las cuales los patógenos causales de enfermedad son susceptibles de ser controlados mediante la aplicación de algún medicamento o sustancia química para su tratamiento, aunque son causantes de grandes mortalidades y las “Enfermedades Comunes” que son como su nombre lo indica muy frecuentes en las granjas y pueden o no causar problemas.
El estado de enfermedad se traduce en los peces por la aparición de anomalías del comportamiento: síntomas y/o de la integridad corporal: lesiones, lo que supone un descenso de los rendimientos y, a menudo, la muerte de los sujetos afectados.
Estas manifestaciones mórbidas son debidas a causas de orden físico, químico o biológico, actuando solas o en asociación, con el fin de perturbar las funciones fisiológicas del animal.
Los bioagresores, que representan la causas biológicas de enfermedad son los virus, bacterias y parásitos como protozoarios, crustáceos, nematodos y su fisiología, está condicionada por factores físicos y químicos del medio ambiente, pero se requiere identificar con precisión cual es este agente causal, evitando de esta manera problemas posteriores como resistencia que complique en el futuro su tratamiento.
La actividad humana viene a añadir nuevos riesgos introduciendo en el medio acuático sustancias peligrosas que no se encontraban originalmente allí, o desarrollando prácticas que aumentan los efectos patógenos de los factores físicos, químicos o biológicos presentes en el medio haciéndolos inadecuados para los peces.
Cómo reconocer que un pez está enfermo
La acuacultura puede dividirse en limnicultura y marinicultura, que se refieren a la producción de especies dulceacuícolas y marinas, respectivamente. Los animales se cultivan en estanques,
tanques, lagunas o jaulas.
El medio ambiente acuático abarca una amplia variedad de parámetros y prácticamente todos ellos influyen sobre el mantenimiento de la homeostasis, siendo esenciales para el crecimiento y reproducción de los peces. Si estos factores se alteran más allá de los límites aceptables pueden predisponer o incluso causar alguna enfermedad, entre los más importantes se encuentran los factores físicos tales como la temperatura, la intensidad y la periodicidad de la luz (incluyendo el sombreado y los colores de fondo), la composición química del agua, su contenido biológico, la disponibilidad de espacio y alimento y la frecuencia de estímulos de temor tales como:
SANIDAD
La existencia de patógenos causales de enfermedades en los organismos acuáticos cultivados, silvestres y de ornato, requiere disponer de métodos de prueba adecuados que permitan una identificación oportuna en el caso de que se presenten brotes o mortalidades en una granja, en los ejemplares capturados del medio natural que son utilizados en la producción, en el procedimiento de certificación del estado de salud de los peces, etc. Así mismo, se sabe de la presencia de ejemplares “portadores”, en los que al no presentar signos aparentes o visibles de la enfermedad, representan un riesgo para los productores, cuando se importan, exportan o movilizan.
Las enfermedades en organismos acuáticos se dividen en “Enfermedades Certificables”, que son aquellas de las que actualmente no se dispone de tratamiento alguno para su control, y las “Enfermedades Notificables”, en las cuales los patógenos causales de enfermedad son susceptibles de ser controlados mediante la aplicación de algún medicamento o sustancia química para su tratamiento, aunque son causantes de grandes mortalidades y las “Enfermedades Comunes” que son como su nombre lo indica muy frecuentes en las granjas y pueden o no causar problemas.
El estado de enfermedad se traduce en los peces por la aparición de anomalías del comportamiento: síntomas y/o de la integridad corporal: lesiones, lo que supone un descenso de los rendimientos y, a menudo, la muerte de los sujetos afectados.
Estas manifestaciones mórbidas son debidas a causas de orden físico, químico o biológico, actuando solas o en asociación, con el fin de perturbar las funciones fisiológicas del animal.
Los bioagresores, que representan la causas biológicas de enfermedad son los virus, bacterias y parásitos como protozoarios, crustáceos, nematodos y su fisiología, está condicionada por factores físicos y químicos del medio ambiente, pero se requiere identificar con precisión cual es este agente causal, evitando de esta manera problemas posteriores como resistencia que complique en el futuro su tratamiento.
La actividad humana viene a añadir nuevos riesgos introduciendo en el medio acuático sustancias peligrosas que no se encontraban originalmente allí, o desarrollando prácticas que aumentan los efectos patógenos de los factores físicos, químicos o biológicos presentes en el medio haciéndolos inadecuados para los peces.
Cómo reconocer que un pez está enfermo
Todos los seres vivos cuando tienen alguna enfermedad lo manifiestan de varias maneras y los peces no son la excepción ya que pueden manifestarse por alteraciones del comportamiento que afectan principalmente a las funciones de relación y de nutrición, las primeras trastornan el equilibrio estático o locomotor, el mimetismo, el dinamismo del animal que oscila entre la hiperexitabilidad y la postración.
Las funciones de nutrición requieren en primer lugar, apetito, la inapetencia es factor común en las grandes infecciones y, en todos los casos el indicador de la presencia de una anomalía; el ritmo respiratorio es necesario observarlo, pues indica a menudo una afección branquial o una perturbación del medio ambiente.
Las lesiones externas afectan en primer lugar al estado general y a las proporciones corporales (estado de conformación, malformaciones, deformaciones), alteran también la presencia de cuerpos extraños, las secreciones (moco), las descamaciones. Además de los cambios de pigmentación, la aparición de hemorragias subcutáneas y la coloración branquial (reveladora de una eventual anemia). Finalmente existen manifestaciones ulceronecróticas de los tegumentos
Los agentes infecciosos de los peces se encuentran estrechamente influenciados por el medio ambiente. El fenómeno que designamos regular e indiscriminadamente como estrés se presenta cuando se producen cambios bruscos en uno o más parámetros fisicoquímicos del agua, por lo que es importante realizar monitores periódicos, observando con especial cuidado los cambiosclimatológicos (días luz, precipitación pluvial, etc.) y valorar cuidadosamente los procesos de eutroficación, en especial cuando se trata de cultivos intensivos.
En los estanques también cohabitan moluscos, lo cuales hospedan fases larvarias de tremátodos digéneos, por lo cual su estudio también es parte de la sanidad piscícola, al igual que los crustáceos y otros invertebrados, donde se desarrollan fases larvarias de céstodos, nemátodos y
acantocéfalos. A todos estos factores (bióticos y abióticos) involucrados en la sanidad piscícola se les conoce como etiología.
Medidas preventivas generales
La mejor medida profiláctica para mantener a los peces saludables y en buen crecimiento es la higiene, incluyendo la calidad del agua, que debe permitir el recambio suficiente y necesario de acuerdo a la especie; así como tener redes en las entradas de agua para evitar el arribo de agentes parasitarios, cultivar tallas homogéneas y números de organismos con relación al tamaño del estanque para evitar el hacinamiento, dar raciones alimenticias adecuadas a la fase de desarrollo del organismo y su talla; al final del ciclo de producción, secar y encalar el estanque para destruir los huevos de parásitos; evitar el uso indiscriminado de químicos, los cuales afectan el medio ambiente y si no son los adecuados, lejos de ayudar al cultivo, pueden acelerar la mortalidad masiva de los organismos.
Profilaxis
La profilaxis comprende toda actividad encaminada a prevenir las enfermedades de peces. La prevención es el mecanismo más apropiado y saludable para los organismos y para el medio acuático, evitando los posibles daños secundarios por contaminación a los sistemas vivos (por sustancias químicas) que forman parte del hábitat con el cual los peces mantienen una estrecha interrelación. Es mejor prevenir una enfermedad que tratarla, por lo que se recomienda no cultivar peces en estanques donde la manifestación del agente patógeno es inevitable, así, si se desea repoblar un estanque u otro vaso acuífero superficial (lago, río, laguna) se debe hacer un estudio previo del ecosistema, proporcionando a los peces un medio ambiente favorable para su desarrollo.
Aplicación de vacunas
La vacunación también es una medida profiláctica para evitar la manifestación de los agentes patógenos. Esta se lleva a cabo con virus o bacterias atenuadas o muertas y es una medida preventiva muy valiosa, sobre todo en zonas endémicas. Esta puede aplicarse por vía oral o sanguínea, lamentablemente nuestro país no se han desarrollado suficientes vacunas y no es fácil encontrarlas en el mercado.
Aplicación de antibióticos
Si se piensa tratar alguna enfermedad bacteriana con antibióticos, se debe tener en cuenta que las bacterias tienen una gran capacidad para desarrollar resistencia contra éstos. De esta forma, la primera vez que se aplica el antibió- tico puede obtenerse un resultado excelente, pero la siguiente es muy probable que ya no tenga el mismo efecto.
La supervivencia de los parásitos después de la muerte del hospedero dependerá de la temperatura a la que se mantenga.
Mientras más frío mayor será la supervivencia de los parásitos.
Los parásitos internos pueden migrar desde sus sitios de infección y los parásitos externos pueden soltarse de sus hospederos muertos. Cualesquiera que sean los procesos por los que las muestras de los peces hospederos sean enviadas a los laboratorios de diagnóstico, el hospedero deberá ser procesado después de su muerte tan pronto como sea posible.
El examen de peces completos preservados en ocasiones es difícil, debido a la rigidez de los músculos fijados. Bajo ciertas condiciones, cuando el material fresco no es práctico o necesario, las vísceras pueden extraerse totalmente, cortando la unión faringe-esófago y en el ano. La vejiga gaseosa y el riñón son extraídos en este momento. Las vísceras son fijadas entonces y se almacenan hasta que puedan ser examinadas. Una vez fijadas, también pueden ser transportada envolviéndolas en papel secante mojado en formalina al 5-10% dentro de una bolsa de plástico sellada. Los dos extremos, el esófago y el ano, pueden ser atados con un cordel, para evitar la pérdida del contenido.
Envío de muestras para detectar bacterias
El diagnóstico bacteriológico de las muestras siempre deberá hacerse en peces vivos y antes de abrirlos se deberá hacer una exploración externa minuciosa, anotando todas las anormalidades que se observen, tales como: color en el cuerpo, exoftalmia, áreas hemorrágicas, inflamación úlceras, deformación de las branquias, aletas deshilachadas, mucus, etc. Para realizar la exploración interna es necesario sacrificar al pez, ya sea por el método de incisión en el cuello, utilizando corriente eléctrica, o bien, mediante el uso de anestésicos. Inmediatamente se deberá proceder a la exploración interna y a la colecta de muestras para el análisis bacteriológico.
http://www.xoc.uam.mx/pronalsa/boletin/Boletin%2015.pdf
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